"...En mí la ciencia enmudece, en mí concluye la duda. Y árida, clara, desnuda, enseño yo la verdad; Y de la vida y la muerte, al sabio muestro el arcano. Cuando al fin abre mi mano la puerta a la eternidad."


"...Deja que inquieten al hombre, que loco al mundo se lanza; Mentiras de la esperanza, recuerdos del bien que huyó; Mentiras son sus amores, mentiras son sus victorias. Y mentiras son sus glorias, y mentira su ilusión."

Espronceda, Canción de la muerte.
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11 jun 2012

Anda mira, un famoso, ¿y qué?

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Dear princess C:


¿Te suena familiar esta conversación?


Marujona: ¡Oyoyoyoy mira quién está ahí! ¡Es Megaoperada Dientesbrillantes!
Empanada: ¿Quién?
Cotilla: ¡Ya sabes, hija! ¡Que Megaoperada es muy famosa y todos la conocen!
Marujona: Bueno yo solo sé que es famosa, no sé qué ha hecho en realidad.
Cotilla: Ni yo.
Empanada: Niña, pues yo no sé quién es.
Marujona: ¡Vamos a pedirle un autógrafo aunque no sepamos quién coño es!
Cotilla: ¡Venga! ¡Y fardamos!
Empanada: Pues nada, hija, ¡me apunto!


¿La has vivido? Yo en parte. O más bien mi hermana Gafotas. Concretamente un día en un parque acuático con la familia, donde vimos a un presentador de un programa infantil del canal andaluz por ahí descansando de un rodaje. Como muchos no lo conoceréis vamos a llamarle Queguaposoy, y todas las niñas (y cuando digo niñas, me refiero a niñas) se morían por él. En el programa siempre luce su sonrisa Trident White, pero fuera de las cámaras da la sensación de encontrarse siempre aburrido y con ganas de regresar a casa y seguir ojeando su Interviú.


Al ver las cámaras, mi madre empezó a buscar hasta que dió con Queguaposoy, y le dijo a Gafotas:


Mamá: ¡Mira! ¡Ahí está Queguaposoy, de la Banda! ¿Por qué no vas a pedirle un autógrafo?
Gafotas: Es que a mi ese presentador no me gusta.
Mamá: Niña, ¡qué más da! ¡Es un famoso! Anda corre, ve con tu prima y pídeselo.


Total que al final mi hermana fue a pedirle un autógrafo al tío este medio obligada. Esperó a que las tres o cuatro fans contadas se fueran (y muchas son para ser un presentador de un programa infantil andaluz) y consiguió su autógrafo. Por cierto, mucha sonrisa y simpatía ante la cámara, pero Queguaposoy no podía ser más seco, serio y cortante en la realidad.


Y es que a nosotros los famosos como que nos suelen dar igual. Bueno, salvo si es alguien a quien admiras, pero... ¿qué sentido tiene pedirle un autógrafo a alguien que te importa un bledo? Si es que la gente es tonta, C, te lo digo yo.


Ahí te va otra anécdota:


Estábamos un día los tres mosqueteros (Gafotas, Porthos y yo. Gafotas es Athos, Porthos es Porthos ofcourse y yo soy Aramis) en un centro comercial que habíamos ido a hacer no se qué cosa, y vimos a lo lejos a dos mujeres de espaldas: Una con permanente normal, y otra, ¡con la permanente más fea que hayas visto nunca!


Qué cosa más fea de pelo, C. Era blanco blanco blaaanco, y duplicaba el tamaño de su cabeza. Parecía uno de los cardos esos que aparecen en las series de dibujos animados en un paisaje desierto con sonido de viento acompañándolo. Es que le faltaban los huevos y ya tenías un nido de pájaro tamaño XXL.
Total, que las mujeres peluconas son la debilidad de Porthos, y cuando vió a esta señora no pudo aguantárse la risa. Y cuando Porthos ríe, yo río. Y Athos intenta que mantengamos la compostura, porque alguien tiene que ser el menos retard de los tres, que si no se arma la marimorena.


Athos: ¡Pero callaos, hombre! ¡Que os va a oir y eso es una falta de respeto!
Aramis: No puedo evitarlo, ¡Porthos me contagia la risa!
Porthos: ¡JAJAJAJA QUÉ PELO MÁS FEO JAJAJAJAJA!
Aramis: ¡Parece un chupachups de coco!
Athos: ¡Ya está bien, hombre! Calmaos un poco, qué risa pava os da cada vez que veis una tontería fuera de lo normal.
Porthos: ¡ANDA QUE ESTARÁ PRECIOSA LA SEÑORA JAJAJAJAJAJA POBRE DE SU MARIDO!
Aramis: Hija mía, es que, ¡vaya pelos!
Athos: ¡Ya está bien, vosotros dos! ¡Comportaos de una vez!


Qué quieres, C. Que la risa de Porthos es pegadiza. Tenemos el récord de habernos quedado riéndonos durante 30 minutos porque nos contagiábamos la risa mutuamente y no podíamos parar. Acabamos con dolor en la mandíbula, en el estómago y medio asfixiados.


Total que las mujeres (todavía de espaldas a nosotros) bajaron las escaleras, y nosotros íbamos detrás porque no había otro camino. Entonces, vimos a un montón de gente asomada en un cristal mirando hacia las señoras, haciéndoles fotos y gritándoles cosas. Nosotros estábamos confundidos. Hasta que la señora pelucona se giró a saludar a la multitud, y.....


¡Ta-daaaaaaaaaaaaaaaaaan!




Athos: ...
Porthos: ...
Aramis: ...
Porthos: Y con el dinero que tiene, ¿no puede pagarse un peluquero?

Después de darnos cuenta de que era la Duquesa de Alba, Porthos y yo estuvimos un rato partiéndonos la caja y haciéndonos los malotes diciendo "¡nos hemos reido de una famosa jajejajajajuajajhauaghjsbfkeviuvgfis!", porque en la edad del pavo somos así de gilimemos, C. Athos mientras tanto seguía avergonzándose de nosotros y fingiendo que no nos conocía.

De buen rollito sha duquesilla de Albilla shurmana primaaaa, ¿eh?.


Your Yosíqueconozcoelpeine Student.