"...En mí la ciencia enmudece, en mí concluye la duda. Y árida, clara, desnuda, enseño yo la verdad; Y de la vida y la muerte, al sabio muestro el arcano. Cuando al fin abre mi mano la puerta a la eternidad."


"...Deja que inquieten al hombre, que loco al mundo se lanza; Mentiras de la esperanza, recuerdos del bien que huyó; Mentiras son sus amores, mentiras son sus victorias. Y mentiras son sus glorias, y mentira su ilusión."

Espronceda, Canción de la muerte.
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18 may 2012

La churrilla de papá

Dear princess C:

Hoy te voy a contar la primera vez que vi un pene. Porque sí, porque me apetece. Y esta entrada se la dedico a Coletas, que a veces me pide que le ayude a dejar de ver el sexo como algo tabú. ¿Y qué mejor forma que ver a tu gran estudiante hablando de penes, eh C? ¡Pues eso, al turrón!

PD: ¡Hola Coletas!

El dueño del primer pene que vi fue, obviamente, mi padre. No me mires así, C, que seguro que tus primeras tetas/totetes/salchichas/culetes fueron de tus padres.

Yo no sé si mi hermana Gafotas se acordará de esta anécdota. Yo me acordé el otro día, no sé a cuento de qué.

Te voy a decir una cosa antes, C: Cuando yo estoy en el cuarto de baño, ahí no entra NI DIOS. Cuando me meto en el baño se convierte automáticamente en mi santuario restringido a los mortales, ¡y ahí no pasa ni un alma! (también es cuando pienso sobre chorradas que después escribo aquí). Sin embargo, yo siempre voy entrando y saliendo del baño de mi casa, haya gente o no.
Pues ese día, cuando mi edad giraba en torno a los 6 años y era una niña tímida con bucles en el pelo tó adorable, entré en el baño mientras mi padre se duchaba y mi madre se ponía sus millones de cremas que no valen para nada.

Y ahí fue donde la vi. Me senté en un taburete y me quedé mirándola extrañada. Mi madre salió del baño, y yo salí detrás de ella, le di tirones a su camisón y le pregunté en voz baja:

-Mamá... ¿qué es eso que le cuelga a papá?
-Una churra, hija -Ah, sí. Así es como ella me presentó al primer pene, bajo la palabra "churra"-.
-¡Ah!

Yo nunca he sido una niña muy precoz. Vamos que estaba en la parra, y tardaba un rato en darme cuenta de que la respuesta no estaba completa. Así que volví a preguntar:

-Y... ¿para qué sirve?
-Sirve para mear.

Otra vez me quedé empanada. Si tú ya me conoces, C, que yo soy lenta y mongoloide pensando.

-¿Y yo por qué no tengo? ¿Eso crece? ¿Duele? ¿Se me ha caido?
-Niña porque tú eres una mujer.
-.... -Otra vez pensando, si ya te digo C que de pequeña era muy mongui, y lo sigo siendo- Y... ¿mis amigos también tienen?

Te puedes imaginar el mal rato que debió pasar mi madre. Yo no me acuerdo de su cara, C, pero debía estar pensando "¡joder la niña preguntando ya por estas cosas!". A ver cómo se las apañaba para no darme la charla a los 6 años de para qué servían los penes, y a la vez explicarme la razón de la existencia de esas mangueritas.

-Mamá, ¿y por qué los hombres tienen churra? ¿Y por qué yo no?

¡Qué bonita es la inocencia! ¡Qué encanto! ¡Qué ternura! Después me corrompí, claro.

-Pues para distinguirnos cuando estamos desnudos.

Esa última respuesta me la he inventado, porque la verdad es que no recuerdo cómo seguía la conversación, C. Supongo que mi madre me mandaría ya a la mierda porque querría irse a dormir, y me gritaría algo tipo "¡que no vas a tener nunca pene, coññññññio!".

Total C, que mi madre debió explicarme mejor lo que era un pene, o al menos debió haberme hablado de lo increíblemente sensible que es. Y te voy a contar por qué:

A veces mi padre cuando llegaba del trabajo me torturaba hacía cosas para hacerme rabiar y reirse de mi, como agarrarme de las piernas para ponerme boca abajo y esas cosas. Bueno, pues un día (tu estudiante ya habría cumplido los 8 años), para defenderme del malvado monstruo que me ponía al revés, le pegué donde buenamente podía apuntar: en su "churra".

-¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARRGH!!!!

Y ahí estaba mi padre, en el suelo, retorciéndose de dolor (y que conste C que mi fuerza física era nula cuando era pequeña, lo cual no deja de sorprenderme lo delicadas que son esas salchichitas que hay entre las piernas).

Y bueno, llegó mi madre:

-¿¡QUÉ HACES EN EL SUELO!? ¿¡QUÉ TE HA PASADO!?
-¡¡QUE TU HIJA ME HA PEGADO EN TODOS LOS HUEVOS!!
-¡Niña por dios no hagas eso! -Y mientras decía eso, que sepáis que mi madre se reía-
-¡¡¡Qué dolor, coño, qué dolor!!!
-¡Pero levántate y ponte hielo, hombre!
-¡Jaaaajajajajajaaa papá se muereeeeeeeeeeeeee papá se muereeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!

Qué pena que Gafotas no recuerde esta historia, seguro que a ella le gustaría, porque tiene que ver con cosas malas que le pasaban a papá. O quizá sí la recuerda, no sé, no le he preguntado.



Querida C:
Ya he aprendido la lección. He decidido ser delicada con los hombres: a partir de ahora, cuando tenga que defenderme de uno de ellos, no les pegaré en la "churra". Les pegaré en los testículos.


Your machacapenes student.